La Silla en Yoga: Mucho Más que un Apoyo

5/29/20252 min read

Cuando pensamos en una silla dentro de una clase de yoga, muchas veces la asociamos con personas mayores, con movilidad reducida o con prácticas suaves. Sin embargo, este enfoque es solo una parte del amplio potencial que tiene este elemento. La silla es una herramienta versátil, poderosa y profundamente transformadora para cualquier practicante, desde principiantes hasta avanzados.

Una Aliada en la Alineación

Una de las grandes virtudes de la silla es su capacidad para ayudarte a encontrar una alineación más precisa. En posturas como Trikonasana (el triángulo) o Uttanasana (flexión hacia delante), el uso de la silla permite sostener la postura durante más tiempo, observando con detalle cómo se posiciona cada parte del cuerpo. El apoyo estable de la silla te ayuda a crear espacio en las articulaciones, liberar tensión y refinar los ángulos sin forzar.

Profundizar sin Lesionarse

En posturas que requieren apertura de caderas o flexiones profundas, como Eka Pada Rajakapotasana (la paloma) o Setu Bandhasana (puente), la silla actúa como un puente hacia una práctica segura. Ayuda a sostener el cuerpo sin que el esfuerzo muscular interfiera en la búsqueda del asana, y permite al practicante conectar con su respiración de forma más consciente.

Más Allá del Yoga Suave

En estilos como el Iyengar yoga, la silla se convierte en una extensión del cuerpo: se sube uno, se pasa por dentro, se gira en torsión o se invierte sobre ella. No es una “adaptación” sino una profundización de la práctica. La silla puede intensificar una postura tanto como suavizarla, dependiendo de cómo se utilice.

Un Recurso Creativo y Accesible

Además, el uso de la silla hace que la práctica sea más accesible en casa, sobre todo si no se dispone de todo el material habitual de yoga. Una silla robusta sin brazos puede ser tu mejor aliada en sesiones que combinen movilidad, alineación y conciencia corporal.

Conclusión: Redescubriendo la Práctica con Elementos Simples

Incorporar la silla al yoga no significa hacer menos, sino hacerlo diferente, con más conciencia, precisión y accesibilidad. Ya sea para ajustar la postura, permanecer más tiempo en ella o simplemente explorar nuevas posibilidades, la silla se convierte en un aliado valioso tanto en clases grupales como en sesiones individuales.